Sunday, September 27, 2015

Gorriones

La primera vez que tuve conciencia de que los gorriones existían fue sentada en el parque de mi pueblecito remoto del Oriente cubano, mi papá me contaba una historia.  No recuerdo en cual país de Asia estas prolíficas avecillas estaban acabando con los arrozales e hicieron una campaña nacional para el exterminio de un millón de gorriones. La cuestión es que ese que esta avecilla poco agraciada y chillona de plumaje pardo es bien conocida en cualquier parte del mundo pues Gorki en la helada Rusia se inspiró en ellos alguna vez, y más adelante los encontraría en un relato lacrimógeno del libro de Lectura de la escuela primaria 'Gorrioncito pecho amarillo', que los pone de protagonistas en el trópico.

Luego oí hablar de otros gorriones. En el más entendible cubaneo se asocia  el término al sentimiento profundo de extrañar alguien o algo. Vale aclarar que esta acepción no ha sido incluída en la RAE, aun cuando en Cuba – y otros países de latinoamérica según supe buscando luego en Internet- es ampliamente usado . De dónde surgiría el asociar esta avecilla con ese sentimiento tan humano? Del que se aleja de su familia -lo mismo fuera que dentro del país- y manifiesta esa necesidad de cercanía a su gente o a su entorno, se dice: «tiene tremendo gorrión».  El gorrión también define estado anímico. Qué te pasa: «tengo el gorrión de guardia hoy». Incluso el sustantivo ha derivado a las formas verbales: «agorrionarse» y otras usadas como adjetivas: «agorrionado(a)».

Sentada en un parque algún tiempo antes de salir de Cuba, sin fecha de regreso clara, también disfruté de una escena protagonizada por dos gorriones. Una pareja  de ellos se bañaba en un charco dejado por la lluvia el día anterior mientras un rayo de sol de las dos de la tarde se escurría entre algunas nubes para alcanzar a los gorrioncitos. Piaban y discutían alborzados, agitando sus alitas para mojarse un poco. Sabía que era una escena diseñada para decir un melancólico adiós.  Quise olvidar aquel recuerdo pues al punto de poner el pie en un avión hay escenas que mejor no grabarlas.

Esta mañana un par de gorriones aparecieron en mi camino, con el extraño sol friolento del otoño berlinés para traer demasiados gorriones a mi cabeza.

Saturday, September 19, 2015

Pasar más trabajo que un forro de catre


Los cubanos usan la frase Pasar más trabajo que un forro de catre para describir situaciones penosas vividas por algún ser humano durante largo tiempo.

Según la Real Academia Española (RAE):
 
catre.
(Del port. catre).
1. m. Cama ligera para una sola persona.

Los forros de catre son sometidos al peso del durmiente, reciben desde orina hasta la suciedad del que descansa, pues generalmente se usan sin mediación de sábana alguna. Al ser de telas fuertes son lavados con cepillos de cerdas duras o en lavadoras a la máxima potencia.

Los catres más usados actualmente son los de tijera para que los niños duerman la siesta en los  círculos infantiles(guarderías).

Según la RAE catre de tijera:

1. m. catre que tiene lecho de tela o de cuerdas entrelazadas, y armazón compuesta de dos largueros y cuatro pies cruzados en aspa y sujetos con una clavija para poderlo plegar.

En los 80s hubo un auge de catres(también conocidos como canapé o camapé, según la región del país) con armazón de aluminio y hierro. Si alguien iba a ir de visita le decían: No te preocupes que en la casa tengo un catre.

La frase de Pasar más trabajo que un forro de catre puede usarse tanto asociada a situaciones extremas muy dolorosas como otras donde el cubano acostumbra de reirse de su propia desgracia.

Ejemplo:

- Cuando estuve en el servicio militar pasé más trabajo que un forro de catre.

- Cuando su mujer lo botó de la casa pasó más trabajo que un forro de catre.

También se puede usar para persuadir de hacer una locura:

- No hagas eso que vas a pasar más trabajo que un forro de catre.

O para resumir una situación pasada sobre la cual salió victorioso:

- Al principio pasó más trabajo que un forro de catre.

Aún busco la génesis de este dicho tan popular en Cuba. ¿Me ayudan?